
Así puedo resumir la noche de ayer, como una noche estupenda que pasé en muy buena compañía y aderezada tanto del humor de los Hermanos Marx, como por las risas y comentarios de "mi Dani". Una noche, que pasó volando, pero que a la vez fue como un pequeño tesoro que descubríamos a cada minuto que pasaba.
Me encantó la sorpresa con hora, a la que casi no llegamos, jajaja, qué apuro tenías cuando aparecí en el taxi, apenas nos besamos y entramos al teatro rápido para destripar "la verdadera historia de los hermanos Marx". Me gustó mucho, me di cuenta que tienes muchísima capacidad para sorprender, y de momento todo es para bien, así que por mi puedes seguir haciéndolo todas las veces que quieras.
Salida del teatro y comentarios sobre la obra, —¿Donde te apetece cenar? —No se, yo soy de pueblo, así que tu guías durante toda la noche.
Al final terminamos en un italiano, tras cuatro breves cortes de luz, al final conseguimos vernos las caras, la tuya de ilusión, la mía... no lo se, aunque ya sabes que gesticulo mucho, podría ser de cualquier cosa esa noche. ¿Donde estará Casa Camuñas? De vacaciones, supongo. Cómo pasó el tiempo, cuando quise darme cuenta, y hacer una conexión en directo... la una y media de la mañana.
Mi primera caipiriña, quién me iba a decir a mi que cambiaría el mojito por otra? y ¡de fresa!, qué difícil poder beber, aunque la pajita era ancha, se me atascaban los tropezones de fresa, y me reía solo pensando en el chiste de "pues chupa, chupa...", así me sentí yo, como una Heidi cualquiera, intentando sacar provecho a la bebida. Al final, lo conseguí.
De ahí a Cool, unos bailes, y pérdida total del control de lo que bebíamos, y mira que bebimos. Joder qué calor en los meaderos, con esas luces con vinilo.
Al final, te conseguí llevar a casa, claro, que tampoco tenías mucha opción para elegir, ni mucha resistencia debido al ron que salía por cada uno de tus poros. Cuidados de cuasi-urgencia en el taxi y llegada a casa, agarrándote y consiguiendo que te bebieses un vaso de agua antes de dormir. Desmayo etílico.
Esta mañana, qué dulce despertar contigo a mi lado, los dos sudados, yo mas eso si, y tu quejándote amargamente, de que era muy pronto, que no querías despertarte, que no querías que nos fuésemos. Qué dulce despertar en compañía.
Y ahora de vuelta a la rutina mientras tu, supongo, estarás dormido y soñando con cualquier cosa.
Toda la noche de ayer, y el despertar de hoy, lo regamos con besos. Besos a escondidas, besos sinceros, besos castos de taxi, besos lascivos, besos que sabían a sexo y otros que podrían hacer arder una falla sin necesidad de fuego.
Qué bien me saben tus besos, qué bien me sientas.